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La calle oblonga

Diario de Andrew  Escribir sobre papel blanco, a veces manchado y apergaminado es lo que hice en todo este tiempo. He amontonado cientos de esos papeles en un rincón de mi pequeña y fría morada, y no estaba en mis planes terminar preso en un sitio tan poco acogedor. Pero aquí estoy encerrado; y no tuve tiempo de modificar este final tan agobiante. Todo ha sido en vano y no he podido recordarme a mí mismo. Siento tristeza, vergüenza, desolación, y algo de temor. Sí que he llorado; hasta que no tuve más lágrimas. Sinceramente, evité toda mi vida ser tratado con algún profesional de la psiquis.  ¿Qué le hubiese dicho? ¡Qué era un asesino! ¡Qué había robado más de una decena de entidades bancarias! ¿Cómo podría explicarle el extraño fenómeno que afectó mi mente?  Tengo el don, o la maldición, desde hace algunos años, de una especie de mediumnidad escribiente; es una forma de escritura inconsciente, a veces garabateada, que reveló sucesos que me aseguran haber vivido en otra